quinta-feira, 27 de setembro de 2012

 
Labrys minoico de oro - Museo Arqueológico de Heraklion

  La palabra laberinto procede del griego labýrinthos y todos tenemos uno en cada uno de nuestros oídos, son los únicos laberintos naturales (y los hay en la mayoría de las especies zoológicas. Los demás laberintos, de acuerdo con el DRAE, son artificiales. Hay varias especulaciones sobre el significado original de esta palabra, pues por infl...
ujo latino es fácil suponer que sus componentes son labyr = alguna variación de labor, laboris (dando la idea de artificial), e intu= interno; es decir que se trataría de un trabajo hecho en el interior de algo (posiblemente alguna caverna, como la del Minotauro - sólo que el minotauro es helénico, no latino).  Otros suponen que podría derivarse de lábyros = cavidad y la desinencia intos = dando a entender que es algo hacia adentro de donde no se puede salir.
 En realidad la palabra griega labyrinthos es de etimología poco segura, aunque la mayoría están de acuerdo en que se trata de un préstamo lidio o cario, es decir, minorasiático. Desde luego la etimología latina es un despropósito, y el préstamo del egipcio muy inseguro, pues se trata del nombre supuesto de un templo “no al lado del mar” sino “templo a la orilla del lago” y se refiere a la construcción de Birkat Qarun junto al lago Moeris, pero el problema es que es dudoso que ese templo realmente se llamara así.
 La palabra laberinto aparece ya en griego micénico con la forma da-bu-rin-tho-yo (vieja alternancia indoeuropea d/l), lo que dificulta cualquier préstamo egipcio, y aparece así en genitivo en la expresión daburinthoyo potnia (po-ti-ni-ya), es decir la señora del laberinto referido a la diosa madre de carácter lunar que recibía culto en Creta y seguramente al laberinto del palacio de Cnossos, diosa y laberinto heredados por los micénicos y construido éste por la civilización minoica aproximadamente entre 2000 y 1.700 a.C. Pero la señora del laberinto es también la señora de la labrys (con formas arcaicas, dabrys), el símbolo religioso más importante, no sólo en Creta sino en una incontable cantidad de santuarios de Asia Menor.
 Labrys es una palabra de origen cario, quizá lidio (posiblemente existente en ambas lenguas, Plutarco atestigua su procedencia lidia). La labrys es un hacha sacrificial de doble hoja con un mango que casi con seguridad simbolizó el ciclo de la vida y de la muerte, y las fases de la luna (cada hoja el creciente o el menguante, y el círculo en que se puede inscribir la doble hoja, la luna llena. Siempre aparece asociado a diosas madres de carácter lunar, aunque tardíamente se asocia en Asia Menor a Zeus como símbolo de poder, y por eso algunos han especulado con una asociación tardía al rayo. La labrys es muy sagrada, se guarda en los templos, es de uso exclusivo en los sacrificios y es quizá el símbolo más repetido en Creta, y también parece simbolizar al santuario o al palacio, presididos por el poder de la diosa.
  Para muchos, la palabra labyrinthus es un derivado de la palabra labrys, y algunos han especulado con la posibilidad de que laberinto significara; la casa de la labrys; Además los laberintos cretenses, representados como símbolo en roca y en monedas, son circulares, con un pasillo de entrada en el eje central que recuerda al mango de una labrys, y el propio laberinto al círculo en que se inscribe la doble hoja del hacha. En cualquier caso el origen habría que buscarlo en Asia Menor, lo cual es muy ajustado al hecho de que las primeras poblaciones de Creta en el tardoneolítico son oleadas migratorias procedentes de Asia Menor, y sus vínculos culturales y tecnológicos con estas tierras en sus primeras etapas culturales son un hecho arqueológicamente bien probado.
 
 
 
 
Ias na proa da barca, singela.
Teu olhar vogava à flor das águas
e tua mão tocava-as, distraída.

Eu era teu barqueiro.
Fazia deslizar os remos, silencioso.

Mas já atearas em meu corpo
o rastilho do amor. E como a mariposa,
era atraído à tua chama intensa.
Só me falta arder no teu incêndio.


Avelino de Sousa, Poemas

Aldo Riboldi - poema

Suspensos entre a terra e o céu,
num abraço infinito.
Em um ponto central,
onde os nossos corpos,
se movem lentamente em uníssono.
as nossas almas fundem-se
os nossos corações tornam-se um
cercado por pétalas de rosa
permeadas por uma brisa celeste,
onde a paixão impaciente
é posta de lado.
Substituída por um estado
paradisíaco de amor total.
O tempo esvai-se
e nós dois tornamo-nos um
suspensos docemente

Original em Italiano de Aldo Riboldi